Queremos que nos conozcan un poco más y por ello decidimos compartirles una entrevista pasada que le realizaron a nuestro Dr. Nelson Condado en el Diario "La Mañana" de San Carlos de Bolivar donde compartió el surgimiento de los Simuladores SIMET, su evolución y expectativas.
El médico gastroenterólogo Nelson Condado, nacido en Henderson pero radicado en Bolívar desde hace años, fue invitado a participar de un congreso de medicina en Punta del Este, Uruguay, para que presentara uno de sus inventos, un simulador que hace que las prácticas quirúrgicas necesarias para los profesionales para ser considerados expertos ya no se tengan que hacerse sólo en cuerpos humanos, sino que las de estos simuladores sirvan también como tales.
El propio Condado, ex director del Hospital “Dr. Miguel Capredoni”, dialogó con LA MAÑANA sobre este invento suyo, las satisfacciones que le ha dado, lo que lo ha ido perfeccionando y el campo que se le abre a futuro.
Nelson, ¿Qué inventaste?
– El tema surgió con el aprendizaje de la endoscopía en la vía biliar, que es una técnica difícil de aprender, tiene una curva de aprendizaje muy larga, 350 a 400 procedimientos, lo cual no es fácil llegar a ese número y hasta no hace mucho tiempo uno a la técnica la aprendía en pacientes bajo la supervisión de un experto.
La inquietud surgió de ahí, todos los años en el Hospital El Cruce, que para mí a nivel nacional es el de mayor complejidad, hay un curso internacional sobre vía biliar. La primera edición fue en 2016, yo hice el curso y dentro del curso había un taller práctico al que habían traído una maqueta de Italia, chiquita, como para practicar algunas técnicas relacionadas a la vía biliar.
Estuve practicando y en el viaje de regreso “se me prendió la lamparita” de intentar hacer algo en base a lo que había visto, y que podría permitir practicar el 100 por ciento de las terapias de la vía biliar. Soy un poco ansioso así que no bien llegué a Bolívar no tardé mucho en ponerme a hacerlo, desarrollé un prototipo y empezó a funcionar muy bien.
Tengo una muy buena relación con quien es el jefe de la unidad de vía biliar del Hospital El Cruce, que fue instructor, hoy somos amigos y socios. Le comenté lo que había hecho, se lo llevé para que lo probara él con su experiencia. Se quedó enloquecido, le encantó y ahí arrancó todo. Le doné uno al hospital El Cruce, y dentro del equipo médico de ese nosocomio había un médico japonés, que a su vez trabajaba en un centro de simulación médica, el primero de Argentina, que está en la planta de Roemmers en Olivos, comentó lo que había visto y me llamó el director del Centro de Roemmers para comprarme el aparato que había desarrollado.
Les respondí que no les vendía el aparato pero sí que me ofrecía a armarles el curso, un poco ahí empezó todo esto, me asocié con mi profesor, el doctor Martín Guidi, y empezamos a trabajar. Creo que esto se repite con todos los inventos, uno arranca con algo extremadamente básico pero que funciona, que soluciona un problema, y uno a medida que pasa el tiempo va innovando y va desarrollando nuevos materiales, hasta el día de hoy en que hemos progresado muchísimo.
¿Cuándo comenzaste con esto?
– En 2016, no hace tanto pero no paré nunca, todos los días se te ocurre algo nuevo y vas innovando, además lo disfruto un montón. Hemos desarrollado simuladores para diferentes técnicas en endoscopía, no me quedé sólo en vía biliar, me fui para la endoscopía digestiva alta y al colonoscopía. Mi socio Martín Guidi estuvo como secretario del Congreso Argentino y el taller sobre la materia que se dictó estuvo a cargo nuestro. Desde principios de año estuve prácticamente seis meses sin parar desarrollando nuevos prototipos.
¿Dónde tuvo lugar el congreso?
– En Mendoza.
¿Ahí surgió esta posibilidad de viajar a Punta del Este?
– Ahí nos vio trabajar el presidente de la Sociedad Uruguaya de Endoscopía, y cuando vio los simuladores le encantaron. Ellos organizaron este año el Simposio Panamericano de Endoscopía en Punta del Este, la semana pasada, y nos invitaron a dictar el taller de terapéutica en endoscopía. Nos gustó la idea y fuimos, desarrollamos el taller y además dimos algunas charlas. Una muy linda experiencia.
Esto te abre un radio de acción ilimitado…
– Es probable, a ese simposio asistieron médicos de Brasil, Colombia, Chile, Paraguay. Esta semana se concretó la venta de tres simuladores a una empresa multinacional que opera en Bolivia, y viajaremos a dictar un curso que durará dos días intensivos, y entrenaremos médicos de Bolivia para que ellos después entrenen al resto de los médicos endoscopistas.
¿Imaginabas esta repercusión?
– No, para nada, arranqué con la idea de hacerlo para mí, de poder aprender algunas técnicas, después doné uno al Hospital San Martín de La Plata y otro a El Cruce, para devolverles algo de lo que ellos me han dado a mí. Después surgió la posibilidad de trabajar en centros de simulación y se abre un camino que no tiene fin, como tampoco lo tiene la posibilidad de ir innovando permanentemente. La simulación médica es un boom que no tiene más de cuatro o cinco años, vino para quedarse y cada vez se va imponiendo más.
¿Cuáles son los próximos pasos?
– Pasa que ahora no sólo desarrollamos los simuladores sino que también armamos los cursos, y para el año que viene hemos armado un programa con cinco niveles de complejidad que en cuanto a endoscopía es totalmente innovador. Ya nos invitaron para el congreso panamericano que se hace en Uruguay, y estamos trabajando en investigación y estadística.
Los más rígidos para considerarte experto en vías biliares son los ingleses y los australianos, que te piden entre 350 y 400 estudios, entienden que con ello tenés el conocimiento y la habilidad técnica mínima para realizar un procedimiento de forma eficaz y segura. En el mundo cada profesional hace aproximadamente 150 procedimientos, por lo que todos terminan desfasados. Nosotros desarrollamos un trabajo de investigación que plantea si se toman como válidos 200 procedimientos en el simulador y 150 en pacientes, con eso llegarían a los 350 anuales y se podría evaluar la competencia.
Hasta el momento 4 médicos han completado el entrenamiento de los 150 procedimientos en el simulador y han demostrado ser competentes, de todas maneras es un número pequeño, hay que hacer un recorrido más largo para alcanzar el número que pretendemos. Nuestro sueño es poder publicar un artículo en la revista americana Gastrointestinal Endoscopy, que es la más importante del mundo en este tema.
¿Con los simuladores estás cerrando el mejor año?
– Totalmente, y el que viene creo que va a ser más que movido. Seguramente tendremos actividad todos los meses, este año tuvimos más intercalado porque tuve que desarrollar 14 simuladores distintos para el Congreso, para diferentes objetivos, y eso me consumió todas las energías. El año fue muy movido, en cuanto a cursos tuve más actividad que en los años anteriores; pero creo que el 2020 la actividad va a ser mayor aún.
Condado se entrevistó con Augusto Cicare, constructor de helicópteros
A partir de su invención, Nelson Condado se ha vuelvo obsesivo con el tema de los simuladores y le ha dedicado mucho tiempo a ellos.
A tal punto que quiso conocer a quien fue el que inventó el simulador de vuelo de helicóptero, Aldo Cicare, un hombre nacido en Saladillo hace más de 80 años que hoy tiene una fábrica de esos aparatos.
Nelson contó, como lo recalca en cada una de sus charlas, que “la simulación nació con la aviación” y remarcó que “su principal uso es para el entrenamiento de situaciones de emergencias”.
El médico contó que “Augusto Cicare fabricó en 1970 el primer simulador de vuelo de Latinoamérica. Y en 1994 inventa y fabrica el primer simulador de vuelo de helicóptero del mundo”.
Condado no se quedó con las ganas, aprovechó un amigo en común para conocer a Cicare y se fue hasta Saladillo, para conocer la historia de los simuladores en primera persona.
“Es un genio -resaltó-, no tiene cuarto grado e inventó el simulador en una época en que no había los conocimientos ni las herramientas que tenemos hoy”, dijo sobre el hombre que aún vive en Saladillo.
Nelson tiene a Cicare como un genio, y no se equivoca. Como no se equivocará quien lo trate de genio a él por haber inventado en esta parte del mundo algo que no se les ocurrió a otros, y que poco a poco lo está haciendo conocer, y con su invento haciéndose conocer él mismo también fuera de su ciudad y de su país.